Estudié fotografía en el año 1993, nada más llegar a España, con ella he podido registrar la huella del tiempo, el largo periplo de indagación y búsqueda como artista, un registro en la escena de la vida y en los escenarios que he tenido la fortuna de pisar con mi maestro Enrique Vargas y más tarde con mi compañía Teatro en el Aire.  He querido registrar también el zoom de la mirada que he desarrollado en mi tarea de descubrir los senderos del sentir. 

Las ondas expansivas de la creación y el diálogo con varias disciplinas han dado como resultado algunos trabajos que deseo compartir ahora. Hay en la creación una suerte de sincronías, actos mágicos que aparecen para dialogar en mi interior y se muestran para ser ocupadas con diligencia y compromiso.  

Haciendo una retrospectiva de mi trabajo en todos estos años, veo la convergencia que hay entre la vida y la muerte. La importancia que tienen para mí la familia, ser mujer, abrazar  a los hombres, mi relación amorosa con el planeta, mi posición política.

¿Cómo abordar la creación para que en el rito florezca lo colectivo? 

¿Cómo crear un diálogo que de espacio sensible a todas las miradas?  

Hay tanto que contar, tanto que compartir, tanto que soñar que la vida se hace corta en esta abundancia que habito».